Peridis: «Para mí el medievo es ayer, es cuando éramos niños»

José María Pérez, ha dedicado su vida a restaurar y dar a conocer el rico patrimonio artístico y arquitectónico del que nuestro país puede presumir. Habitual en los medios, ora como presentador del célebre espacio televisivo  «Las claves del románico«, ora como ácido viñetista del diario El País, el también conocido de manera afectuosa como Peridis, se abre camino ahora en el sector de la literatura con «Esperando al rey«.

Su primera novela, de ambientación histórica, le ha valido el Premio Alfonso X El Sabio, un galardón que ya disfrutan  nombres tan relevantes de las letras hispanas como Jesús Sánchez Adalid, Alberto Vázquez Figueroa o Fernando García de Cortázar.

Este próximo miércoles 26 de noviembre la presentará en León en un acto organizado por SOFCAPLE en colaboración con el Hostal de San Marcos y la editorial Espasa.

Antes, ha sido tan amable de compartir con nosotros un pedacito de su día a día.

Tu novela ha sido escogida por unanimidad por tratarse de «un retablo de gran viveza y riqueza de personajes que te sumerge en el medievo más desconocido» ¿Cuál crees que es la idea más popular y equivocada que se mantiene en el imaginario colectivo sobre esta época?

La idea que tiene la gente del medievo es que es una época oscura, y es todo lo contrario. Eso es lo que he querido reflejar en mi novela. Una época que construye las catedrales, los monumentos más luminosos de la historia de la humanidad; que hace los beatos; que esculpe el Pórtico de la Gloria; el Monasterio de Silos… ¿se la puede llamar una época oscura? En absoluto.

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Se trata de tu primera publicación novelada, pero ya contabas con experiencia como escritor ¿Te ha sido difícil cambiar de registro?

Sí y no. Sí porque no conocía el oficio, y una novela es una cosa muy seria. Sin embargo, sí que es verdad que conocía mucho la época. No sólo he restaurado muchos monumentos en los que ocurre la acción, sino que he promovido la restauración y me he echado, por ejemplo, el Monasterio de Aguilar de Campo, al hombro. Yo había hecho para la televisión «Las claves del románico», pero la novela tiene otras claves.  Una novela tiene que hablar por sus personajes. Tiene que tener vida, humanidad, carne, ternura, pasión, conflictos… tiene que tener muchos ingredientes que no tiene la Historia, y tampoco la Historia del Arte.  En la novela me he servido de la Historia y de la Historia del Arte para explicarlas mejor, contarlas de otra manera, a través de la pasión y el corazón de los hombres.

Estamos acostumbrados a conocer la historia desde el punto de vista de los protagonistas célebres. ¿Sirve la novela histórica para dar voz a los más desconocidos?

Eso es lo que he pretendido. En la Historia sólo se habla de los reyes. En concreto en Castilla y León los reyes eran Alfonsos, Sanchos y Fernandos y las reinas Sanchas, Teresas  y Urracas, y además eran primos y hermanos entre ellos. En mi novela me he interesado mucho por cómo era el medievo desde la retaguardia, qué papel tenían los canteros, los escultores y, sobre todo, las mujeres. Ellas tenían una vida muy dura, y sin embargo, eran felices a su manera. 

A muchos de los personajes reflejados en tu novela les debemos obras que tú mismo te has encargado de restaurar ¿Te sentías, de alguna manera, en deuda con ellos?

Efectivamente. Ellos me ha pedido que escriba su novela, porque se ha escrito mucho de los reyes, de los luchadores, de los guerreros.. pero muy poco sobre ellos. En esta novela del siglo XII les he querido meter a todos, entreverar en la historia los hechos y sucesos de la vida cotidiana. Cómo lo vivían los distintos protagonistas. 

Tu faceta como arquitecto queda claramente reflejada a lo largo de la obra, pero es que además, también te has hecho cargo de las ilustraciones que la acompañan ¿Recoges en esta obra las experiencias de toda una vida?

Evidentemente. Yo he podido hacer esta novela, a esta edad, porque he vivido todo esto. Para mí  el medievo no es lejano, es ayer. El medievo es cuando éramos niños. En realidad yo lo descubrí  en el monasterio de mi pueblo cuando era niño y me escondía a jugar en aquellas ruinas prohibidas. Nuestra infancia como sociedad es ese tiempo. Es cuando empezamos a hablar el romance, el castellano, el galaico portugués, el catalán, el francés… Es cuando hicimos el «Poema del mío Cid», cuando hizo las «Cantigas» Alfonso VIII, cuando se cantaba el gregoriano…

¿Te gustaría ver «Esperando al rey» adaptado al formato televisivo? 

Sí que me gustaría. Además creo que es muy fácil de adaptar, porque tiene los ingredientes de una buena serie histórica. Relata un momento interesantísimo, lleno de milagros, de reliquias, de peregrinos… y un acontecer histórico (el de Castilla y León) que incluye desde su división hasta la posterior unión al cabo de 80 años; el empuje de los los almohades en el sur, la construcción del Pórtico de la Gloria, Aguilar de Campo, San Vicente de Ávila, las pinturas de San Isidoro de León… Es un momento glorioso, muy importante de nuestro medievo. Además, los personajes de la novela creo que tienen carne, fuerza, y están muy bien pintados. Lógicamente yo he hecho mucha tira política y eso me ha dado la habilidad para saber definir a muchos personajes, algo que me ha sido de gran ayuda con la novela. 

– ¿Te harías cargo, en ese caso, de su guión?

No, yo no soy guionista, aunque sí que supongo que pondría como condición, para que no perdiera rigor histórico, estar muy en  contacto con el equipo que haga la serie. Me apasionaría. He hecho muchas cosas distintas a lo largo de mi vida, sólo me falta hacer un poco de cine..He estado delante de la cámara, y ahora me tocaría ponerme detrás, aunque a lo mejor me animaba y hacía algún papel de obispo o de abad de Sahagún ¿no?

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A pesar de ser natural de Cabezón de Liébana (Cantabria) tu relación con Castilla y León comienza desde prácticamente tus orígenes. A los cuatro años tú y tu familia os trasladáis a Aguilar de Campó (Palencia), lugar desde el que presides la Fundación Santa María la Real. ¿Qué es y qué función cumple esta Fundación desde el punto de vista artístico?

La Fundación Santa María la Real nació de una asociación de amigos que se propuso recuperar el patrimonio (fundamentalmente el románico), cuidar el paisaje y dar oportunidades a las personas. Hemos pretendido crear empleo y formas jóvenes.  Hemos sacado adelante cientos de restauraciones, miles de escuelas taller, la publicación de «La Enciclopedia del Románico», la emisión de la serie de televisión… Creo que hemos conseguido que ahora la sociedad conozca y quiera mucho más al románico. 

¿Ejercerías el mecenazgo para un premio literario?

No. Bastante tengo con escribir y buscar mecenas y patrocinadores tanto para mis escritos, como para los proyectos relacionados con la Fundación. Yo soy orden mendicante…

–  ¿Es complicado promover la cultura en España?

Es imprescindible hacerlo, pero creo que vamos a pasarlo muy mal. Recursos públicos no hay, las Cajas de Ahorros han tenido que poner casi a cero las obras sociales y culturales y la sociedad española no está acostumbrada al mecenazgo. Como decía la canción, son malos tiempos para el patrimonio,  la lírica, la ética y la narrativa. Hoy comamos y bebamos que mañana ayunaremos! que decía Juan del Enzina. 

TEXTO: Fátima Ramos del Cano